A. Campagnon.
A pesar de ser un ensayo sesudo sobre teoría de la literatura logra ser ameno y muy didáctico. Repasa en siete capítulos y en otros tantos conceptos-entidades del ámbito de la literatura, la lengua y la lingüística el ir y venir de la interpretación en torno al valor literario, desde el romanticismo hasta el posmodernismo fluido. Imprescindible para navegar en las procelosas aguas de la critica y la teoría literaria.
“La Guerra” es una pequeña recopilación de tiras cómicas en las que su autor, Bastien Vivès, se despacha a gusto contra la hipocresía que en nuestro mundo hace posible las guerras. Con una economía de medios gráficos insuperable, unos diálogos ácidos y unos silencios que dicen mucho, Bastien lanza certeras cargas de profundidad contra los puntos débiles de la farisaica conciencia de occidente. Imprescindible.
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Maravilloso libro que a priori cumple con el arquetipo soñado de la ciencia ficción rusa: científicos en calzoncillos, horas de charla tomando vodka y comiendo conservas, comportamientos irresponsables en un vecindario, personajes que aparecen y desaparecen sin saber a qué vinieron, confusión, paranoia y una intriga que pone el mundo en peligro desarrollándose en un solo escenario.
A quien no conozca a esta pareja de hermanos escritores, les espera una grata sorpresa. Todo lo que se alaba en Philip K. Dick acerca de bajar la ciencia ficción a la tierra del hombre común está en los Strugatski y cada libro que descubres de ellos te invita a leerlos más. (Pedro Rivero)
Analiza el popular filósofo coreano algunos aspectos del capitalismo de la información, es decir, la sociedad dominada por el procesamiento de la información en que vivimos.
Las cosas dan sostén a la vida pero ahora el orden terreno está siendo sustituido por el orden digital. Si las cosas son polos de reposo de la vida, en cambio no es posible detenerse en la información. Las cosas nos son cada vez más indiferentes. El fetichismo de las cosas se ha acabado, dice, Chul Han
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Siento debilidad por Zweig, por su persona y su obra; ya solo por eso debería abstenerme de hacer una critica, reseña o lo que esto sea. Con esa debilidad culpable me he tirado a buscar ese pequeño libro editado por Acantilado que recoge la correspondencia entre Stefan Zweig y Richard Straus entre 1931 y 1935. La secuencia de hechos históricos, la gravedad y la transcendencia de los mismos y la propia redacción de las cartas que componen el volumen hacen de esta relación de cartas una auténtica novela en la que no falta el desarrollo espiritual de dos personas que se admiran mutuamente y que aman por encima de todo a la literatura y a la música, no falta la intriga y no falta el desenlace. Reflejo de una forma (en extinción) de ver lo transcendente en el arte y documento histórico novelado (al demonio se le intuye entre bambalinas!) de unos años que robaron definitivamente la inocencia a la humanidad y al arte.
