La literatura amorosa ¿puede ser erótica?, la literatura erótica ¿es amorosa en todos los casos?. Esta y otras preguntas nos asaltan en cuanto reflexionamos en torno a la literatura de amor. En este breve artículo vamos a tratar de hacer un repaso somero, y para nada concluyente, sobre los subgéneros de la literatura de amor.
La novela de amor (o novela amorosa) es un género literario reconocido y reconocible que a veces se da sin estar etiquetada bajo esa clasificación. Hay novelas universales, clásicas, inolvidables, que tienen muchas o incluso todas las características distintivas de la novela amorosa las cuales quedan camufladas en la propia trama o se dan pero de forma implícita. ¿Podemos decir categóricamente que “Muerte en Venecia” no es una novela de amor y que “Lolita” tampoco lo es?; por poner unos ejemplos. Sea como fuere, si hemos de caracterizar brevemente la novela amorosa diremos que ésta ha de dar cuenta en su trama de las fuerzas positivas o negativas propias del amor, sus imágenes y situaciones recurrentes y que las cuestiones universales sobre el proceso de enamoramiento y desenamoramiento deben ser parte constitutiva de la trama. Tal vez esta definición puede ser completada mejor en función de las especificidades que ofrecen sus propios subgéneros.
La novela romántica sería uno de los subgéneros particulares de la novela de amor en el que tal vez sus rasgos más reseñables sean el final feliz y el empleo en el torrente narrativo de imágenes, situaciones y sentimientos propios del estado del enamoramiento y rituales propios del cortejo y del proceso de enamoramiento y de consolidación del mismo. No obstante, se puede decir que cabrían en este tipo de novela un amplio catálogo de sentimientos humanos, en el cual lo amoroso, es solo una parte; por ello podríamos hablar también de un tipo de “novela sentimental” que pudiera albergar cualquier tipo de sentimiento humano (al prójimo, a la naturaleza, …)
Quedaría por dar razón de la novela erótica. Aunque se suele considerar un género en sí mismo, para nosotros es parte de la novela amorosa ya que el erotismo es un componente, sino imprescindible, sí presente en mayor o menor grado en toda relación de amor. Tiene aún así características particulares que la distinguen de la novela amorosa cuales son las presencia importante de esa parte de la relación amorosa que queda condicionada de forma determinante por la voluptuosidad de los sentidos, las imágenes del juego sensual-sexual o el fetichismo en torno al ser amado. En uno de sus extremos, es cierto que el erotismo puede independizarse del amor, es decir sustentarse exclusivamente sobre su propios fundamentos al margen de sentimientos amorosos: llega así a una zona ambigua la cual ha sido escenario de no pocas y elevadas obras de la literatura universal. En nuestra opinión, la novela erótica puede y debe deslizarse a las zonas fronterizas del erotismo donde se funde con la pornografía. Depende de la habilidad del autor o autora para recorrer esos límites sin hacer que la obra descarrile por exceso de explicitación y falta de misterio; dicho esto sin el mínimo ánimo moralizante. No hay forma de poner puertas al campo del amor.
Respecto al subgénero de la novela rosa referir que las razones que la harían un subgénero de la literatura de amor tal vez sean más mercantiles que literarias. En cualquier caso las características que definen y diferencian hoy por hoy la novela rosa de otros subgéneros de la novela de amor no están claras y algunas de ellas entran en el terreno de estereotipo lo cual hace que una definición no sea fácil sin caer en tópicos y en definiciones hoy en día cuestionables.
La novela Chick-Lit (y sus variantes, Teen-Lit, Chica-lit, Matrona-Lit…), subgénero que se refiere a la narrativa que, pudiéndose situar en el género amoroso o romántico, tiene rasgos específicos propios cercanos a una sensibilidad hoy en día reconocida gracias al feminismo y al postfeminismo y que tienen que ver con la autoafirmación de la mujer, la vida social y amorosa progresivamente recuperada en las últimas décadas y la reivindicación entusiasta y sosegada de su libertad.
Para terminar, podríamos incluir la novelas amorosas de temática LGTBI+ o queer, dentro de una temática con creciente interés y presencia, aunque hay voces que rechazan referirse a ellas propiamente como un género en si mismo ya que precisamente estos colectivos hacen no pocos esfuerzos en normalizar todo lo referente a su realidad. Y es que los géneros y subgéneros se determinan por variantes en la contextualización de la historia, por una tipología narrativa, esquema de dramatización y diversos recursos utilizados para estructurarla, no por la participación de personas con determinadas identidades.
Para nosotros, cualquiera de los cuatro subgéneros referidos y también la temática LGTBI+ formarían parte de lo que entendemos por literatura de amor o amorosa.
Imagen: Cuadro “Paolo Malatesta y Francesa de Rimini”, 1837, obra de William Dyce (1806-1864). National Galleries of Scotland